Producto de Asturias. Explotación de agricultura ecológica

Un año en nuestra plantación

Durante las primeras semanas de la primavera empezamos a fertilizar la tierra. Lo hacemos aproximadamente entre el 1 abril y el 30 de septiembre. Echando siempre mano de abonos orgánicos y de la técnica de la fertirrigación. Esta nos permite aplicar de forma simultánea el agua y los fertilizantes a través del sistema de riego. Una forma de aprovechar al máximo los recursos y minimizar el impacto ambiental. Además, para el proceso de polinización echamos mano de abejorros que nos traen desde Almería y de abejas de un apicultor asturiano. Los primeros son unos polinizadores muy eficientes. Gracias a su tamaño y cuerpo velludo, transfieren grandes cantidades de polen. Un proceso vital para la posterior floración

Aprovechamos estos días también para limpiar y desbrozar los cierres perimetrales de nuestra finca de arándanos ecológicos. Justo estos días estamos acabando de tender los plásticos de los invernaderos. De este modo, nuestras plantas quedarán protegidas (granizo, lluvia) para cuando comience la floración. A mediados de mayo toca desbrozar las calles de la finca para facilitar la posterior recolección de nuestra fruta. 

Lo haremos hasta comienzos de junio, cuando tocará ponerse manos a la obra y recoger, uno a uno, nuestros valiosos arándanos. Arrancaremos aproximadamente el 10 de junio y la tarea se extenderá hasta finales de septiembre.

Nuestro compañero Baba en tareas de desbroce

Esos días previos a la cosecha los aprovechamos además para poner a punto nuestras instalaciones. Para que, por ejemplo, la cocina o los vestuarios estén listos para recibir a nuestro equipo de recolectores. Revisamos además que tengamos toda la mercancía que necesitamos para la recolección. Por ejemplo, nuestros envases 100% ecológicos y las etiquetas que dan fe de la procedencia plenamente ecológica de nuestro producto ante el consumidor. 

Vigilamos muy de cerca la trazabilidad, herramienta que nos permite seguir el proceso de evolución de nuestro producto en cada una de sus etapas. Es decir, hasta el mismo momento de la colocación en los lineales de los comercios que venden arándanos La Peña. 

Una vez terminada la cosecha, más o menos a finales de septiembre, quitaremos los plásticos de los invernaderos para que el frío del otoño penetre en las plantas. Cerramos ahí un ciclo que comienza de nuevo con la poda durante los primeros días de diciembre hasta mediados de marzo. Con los restos de la poda triturados en la propia finca hacemos compost o abono natural. Con la trituradora, los restos vegetales se reducen a la mínima expresión. Esto fomenta la oxigenación y, como consecuencia, hace que aumente la temperatura interior y se acelere la descomposición de la materia orgánica.